CARLANCA o CARRANCA, ‘collar erizado de puntas de hierro que preserva a los mastines de las mordeduras del lobo’, origen incierto, quizá del lat. tardío CARCANNUM ‘collar’, cambiado por metátesis en *CARNANCU.
1.ª doc.: carranca, J. Ruiz. 332c; carlanca, J. Hidalgo (1609), Covarr. (1611). Cervantes (1613), Lope1.
Lo más verosímil es relacionar, como ya hizo Simonet, seguido por Schuchardt y Brüch (Misc. Schuchardt, 71), con el lat. merovingio CARCANNUM ‘collar’ (fr. carcan, fr. ant. charchan, carchan, charcan, formas frecuentes, oc. ant. carcan, cat. dial, carcany ‘collar para animales’, ‘yugo’). Pero dejando aparte las aventuradas combinaciones de Brüch5, es preferible admitir que CARCANNUM se metatizó en los Pirineos convirtiéndose en *CARNANCU, de donde carranca o carlanca, con dos disimilaciones divergentes; para la primera comp. esparrancarse < espernancarse, Ferrando o Ferlando < Fernando, y el vulgar carrastoliendas < carnestolendas (vid. Cornu, Ap. § 789; Corominas, Fs. Jud, 583). La metátesis en cuestión se produciría en boca de los pastores vascos o semivascos del Pirineo, donde carranca tendría especial arraigo, por su misma naturaleza de defensa contra el lobo: es sabido que las metátesis más violentas son corrientes en vasco.
En cuanto al origen último del lat. CARCANNUM, lo mejor es concluir con Wartburg que por ahora lo desconocemos totalmente. La terminación -ANN’ (comp. CABAÑA) podría indicar procedencia céltica. Un germ. QUERKBAND ‘vínculo de cuello’ presenta grandes dificultades fonéticas, pues aunque admitamos con Brüch un cambio fráncico de ND en NN, del cual se abstiene de citar ejs., basándose en analogías de las hablas fráncicas modernas6, y aunque demos de barato el cambio de -KB- en -QU- al pasar al romance, siempre chocamos con las formas en ch del francés antiguo, que son demasiado frecuentes para que puedan deberse a ultracorrecciones dialectales7. Comp. Krüger, Bibl. RDTP IX, 65-67, 160, quien supone un origen vascoide; innecesariamente, por lo menos en cuanto a la etimología lejana.
Carlanga ‘colgajo o harapo’ es variante mejicana de nuestra palabra.
DERIV.
Carlanco ‘cierta ave zancuda’ [h. 1500: Canc. de Castillo], aunque faltan descripciones, estaría probablemente caracterizada por un collar de plumas de otro color, como es frecuente verlo en ánades y gansos; en el mismo sentido carranclo [Terr., como usado en Extremadura]8, carranque ‘ave del Perú’ [Oudin, 1616], carranzo (errata por carranco, V. arriba); más dudoso es carranca si realmente se trata de una ave canora, como da a entender Sancho Muñón (Lysandro y Roselia, 1542), o de un pájaro del tamaño de la tórtola (Borao), pero aun aquí podrá tratarse del collar de las palomas torcaces. Estos nombres de aves deben cotejarse con los reunidos por Krüger, Bibl. RDTP IX, 45 y n. 93.
Carlancón.
1 Además de los ejs. citados por el DHist., vid. El Mejor Alcalde el Rey, I, vii, ed. Losada, p. 197. Carranca aparece también en APal 280d; Nebr., PAlc. y en el mismo Lope. En Nebr. (s. v.) y, copiado de él, en PAlc. y en Oudin aparece carrança, pero el propio Nebr. escribe correctamente s. v. collar. Es verdad que la misma forma se halla en el ms. G de J. Ruiz (pero correctamente en S), y que el DHist. cita otro ej. de Fr. P. de Vega, y uno de carranzo por carranclo o carranca ‘ave’ en la Historia de Morgante (1533). Esta abundancia de testimonios suscita la duda de si a pesar de las apariencias existiría realmente una forma con z. Pero entre los testimonios orales citados por Krüger, VKR VIII, 21, y los que yo conozco, no hay ninguno que la confirme, y debemos tener en cuenta que, tratándose de palabra desconocida en el ambiente ciudadano, era natural que los tipógrafos agregaran una cedilla, que tan a menudo solía olvidarse, creyendo que se trataba de una de las numerosísimas voces en -ança. Comp. mancayra por mançayra ‘mancera’, en el propio Alcalá. Luego todas las probabilidades son de que la palabra carranza deba borrarse de los diccionarios. En cuanto a la definición ‘cada una de las puntas de la carlanca’ que da la Acad., procede de Nebr., y no se confirma en otra fuente alguna, pues Oudin, como ya he observado, copia a Nebr. Éste por lo visto no conocía exactamente este vocablo de pastores. Las definiciones de APal. y Covarr. desmienten esta ac. y corroboran la generalmente conocida. En cuanto a la grafía arábiga caraánça en Alcalá, con a repetida, la errata es todavía más evidente. No hay otros testimonios arábigos y no hay duda de que allí es romanismo del dialecto granadino tardío.― ↩
2 La ac. moderna ‘ceño’, ‘cara enfurruñada’, se explica metafóricamente por comparación con el aspecto fiero del mastín armado de carlanca. De aquí carrancudo ‘ceñudo’ en la Pícara Justina, que Aut. entendió inexactamente como ‘orgulloso’. En esta ac. es palabra especialmente gallego-portuguesa: port. carranca ‘ceño’ ya registrado por Bluteau (1715), junto con carrancudo. Aunque por influjo de la familia de escarranchar (< esca(n)charrar, vid. CANCHA) se pasa también a la forma carranch- y al sentido de ‘abierto de piernas’: gall. carrancho ‘esparrancado’ (Vall., Supl.), carrancha ‘espeque para sostener derecho otro palo’ (F. J. Rdz., Vall., DAcG.), trasm. y bras. a carranchos, a carrancholas, -inchas ‘a horcajadas’ (Fig.). En gallego, el sentido básico fué carrancas «las arrugas de la frente, y se dice carrancudo el que tiene ceño y enojo» (Sarm. CaG. 110v), llegándose desde ahí a carranchudo ‘decidido a todo, audaz, pertinaz’ («Rañolas métese carranchudo polo Quartier Latin» Castelao 224.26), que falta en los diccionarios gallegos. Éstos, por lo demás, han cometido una serie de confusiones entre esta palabra de Sarm. (que no conocían bien) y varios parónimos de otros sentidos y etimologías, por lo cual ninguno de sus datos (detallados por Pensado en su ed., p. 143) me parece fidedigno ni digno de repetición.― ↩
3 No conozco representantes catalanes, al menos en el sentido propio. La carlanca se llama allí collar de punxes, según Amades, BDC XIX, s. v. Pero es posible que carranca ‘objeto viejo e inservible’, usado en Tortosa (BDC III, s. v.) y otras partes, tenga este origen, pues la carlanca lo fué en cuanto desaparecieron los lobos. De ahí tal vez el cat. común carrincló ‘cursi, de mal gusto’. Pero hay otras posibilidades de explicación para estas palabras.― ↩
4 En cuanto a la etimología céltica que este erudito propone, fundada en el galés cylor, bret. medio coloren, bret. keler, irl. medio cularan ‘cohombro’, es indefendible así fonética como semánticamente. Un céltico *CAROL, hermano del gr. κάρυον, es un postulado gratuito.― ↩
5 Postula un gót. *querkhlanks, combinación de *querk ‘cuello’ y un *hlanks ‘anillo’, sin apoyo alguno en gótico, deducido del escand. ant. hlekkr. La base citada, en lugar de dar *carclanco, *carchanco, como debía esperarse, habría perdido la primera c interna por disimilación. Pero la pérdida disimilatoria de una oclusiva sorda, y además apoyada tras consonante, sería un fenómeno inconcebible. Y hay muchas más objeciones.― ↩
6 Nótese que la ny del cat. carcany confirma la NN del étimo.― ↩
7 El parecido con el rum. ant. zgardă ‘collar de piedras preciosas’, mod. ‘collar de perro’, alb. ?karƌă ‘collar de perro’, que Puscariu deriva del ruteno garda ‘adorno’, sin convencer a Pascu (ARom. IX, 324; X, 477), ha de ser evidentemente fortuito.― ↩
8 Comp. carrancla ‘carlanca’ en Salamanca (Lamano). ↩